El Can Mayor (Canis Maior) es una constelación que parece seguir, en su recorrido en el cielo debido al movimiento diurno, al “Gran Cazador”, Orión.

Sirio (α Canis Majoris) es la estrella más brillante en el cielo nocturno y se encuentra a 8,6 años luz de la Tierra. Ella es una estrella binaria compuesta por Sirio A, la estrella visible a simple vista, y Sirio B, una enana blanca.

Adhara (ε Canis Majoris) es la segunda estrella más brillante del Can Mayor, también binaria, y su componente principal es una supergigante azul. Les sigue en brillo δ Canis Majoris, conocida como Wezen, una supergigante de tipo espectral F8Ia que, con una masa de 17 masas solares, acabará su vida explotando en forma de supernova.

Murzim o Mirzam (β Canis Majoris) es también una masiva gigante o subgigante blanco-azulada y una de las principales representantes de las variables Beta Cephei.

NGC 2359, conocida como Nebulosa del Casco de Thor, es una nebulosa de emisión cuya estrella central, WR 7, es una distante estrella de Wolf-Rayet de tipo WN4. Es una estrella muy caliente con una temperatura efectiva de unos 112 000 K.

En la mitología griega existen distintas interpretaciones que explican el origen de esta constelación. La explicación más común la vincula a uno de los perros cazadores de Orión. En el cielo nocturno, este perro cazador se muestra detrás de la constelación de Orión y persigue a la liebre, que está representada por la constelación de Lepus. Otro mito griego la relaciona con el perro Lélape.

Según esta leyenda, Lélape fue un regalo de Zeus a Europa y era un perro infalible en la captura de sus presas. Posteriormente, el perro fue entregado a Céfalo, quien le ordenó cazar a la zorra teumesia, una criatura mitológica que no podía ser atrapada. Esta situación dio lugar a una paradoja que finalmente fue resuelta por Zeus, quien decidió transformar a ambos animales en constelaciones en el cielo.

Los sirianos son una raza extraterrestre espiritualmente avanzada que asiste a la Tierra y sus habitantes. Son considerados "Guerreros Espirituales". Ellos tienen un vínculo cercano con nuestro sistema solar, y han estado involucrados en la historia de la Tierra desde tiempos antiguos. La mayoría de los sirianos que se encuentran entre 4ª y 6ª dimensión son benevolentes y sirven a la humanidad, aunque como en todas las civilizaciones, hay algunos miembros con orientación hacia el servicio propio, que se centran en obtener beneficios personales a través del imperialismo, el control y la manipulación.

Los sirianos fueron una de las primeras civilizaciones alienígenas en visitar nuestro sistema solar, hace eones. Algunas teorías sitúan estas primeras visitas a la Tierra aproximadamente hace 4 o 5 millones de años. Históricamente, los sirianos desempeñaron un papel crucial en la colonización de la Tierra, influyendo en la genética humana junto con los liranos y pleiadianos.

Con respecto a los habitantes de Sirio, se debe tener en cuenta que el sistema siriano es el hogar de muchas especies galácticas, tanto físicas como no físicas, humanoides y no humanoides, ya que los felinos genetistas se instalaron en Sirio para seguir desarrollando sus investigaciones, donde hubo un trabajo extensivo con ADN de diversos lugares del Universo. Hace aproximadamente dos millones de años, los sirianos comenzaron a añadir su propio ADN al material genético de los antepasados del Homo sapiens. Así que nosotros tenemos mucho parecido con los sirianos y una herencia genética felina bastante importante.

Los colonizadores originales de Sirio A fueron refugiados de Vega, una estrella devastada por la guerra. Los humanos de Vega tenían un tono de color más azul y llevaban la conciencia de la Diosa Madre en su Colectivo. A medida que los Liranos exteriores (que eran más felinos, de tono blanco, y llevaban más la conciencia del Padre Masculino) comenzaron a huir de las guerras y a unirse a los seres de Vega en Sirio A, optaron por unirse como una raza igualitaria.

Al casarse entre su gente, produjeron hijos equilibrados en energía masculina/femenina, y representaron la nueva raza Siriana más andrógina. Ellos han ayudado a civilizaciones antiguas como los egipcios y mayas, contribuyendo con conocimientos avanzados. También jugaron un papel importante en la construcción de las pirámides de Egipto. Sirio es el hogar de uno de los centros de entrenamiento o universidades más avanzados de la galaxia, conocidos como las Escuelas de Misterios, a las cuales los Maestros Ascendidos viajan.

Las principales diferencias físicas entre los Sirianos y nosotros es que ellos tienden a ser más altos, con cerebros más grandes y desarrollados, y viven mucho más tiempo. De hecho, el cerebro siriano tiene un lóbulo adicional sobre el frontal, similar al de los delfines y las ballenas. Esto les permite tener una visión estereoscópica, es decir, pueden ver el interior de un objeto, así como el exterior y el lado opuesto en la tercera dimensión.

Al igual que los cetáceos, ellos tienen tremendas habilidades telepáticas y psíquicas, y la comunicación telepática se enfoca a través del cuarto chacra o chacra del corazón. Los sirianos también ayudaron a cocrear genéticamente las formas de delfines/ballenas, y esa es una de las razones por las que muchas almas sirianas están tan atraídas a encarnar en la Tierra como cetáceos.

Los sirianos que se encuentran en forma etérica o en su forma nativa ahora están trabajando con muchos de nosotros, no solo para activar y abrir nuestros cinco chacras interplanetarios superiores que han estado inactivos, sino que también están trabajando en nuestra estructura genética. El ADN humano volverá a cambiar a su hélice original de doce hebras desde la actual doble hebra.

Según Debbie Solaris, a través de los Registros Akáshicos, el sistema de Sirio B ya estaba habitado por razas autóctonas de ese sistema. Los seres humanoides no llegaron a ese sistema hasta más tarde en la historia siriana. La mayoría de los seres originales en Sirio B eran seres acuáticos, como cetáceos (delfines, marsopas, ballenas y otros mamíferos acuáticos) y seres sirenos sirianos (tipos humanoides anfibios) como el Nommo, quienes visitaron la Tierra hace varios miles de años.

Los seres acuáticos de Sirio B también eran grandes maestros y sanadores. Ellos tenían piel verdosa que podía cambiar de múltiples colores a voluntad (como un arco iris), similar a un camaleón. Tenían torsos superiores humanoides y una parte inferior del torso y las piernas similar a un pez.

Los Dogones también hablaban de la existencia de una tercera estrella en el sistema de Sirio (Sirio C), a la que llamaban Emme Ya.

En 1995, dos astrónomos franceses publicaron los resultados de un estudio de varios años que indicaba la existencia de una pequeña estrella enana roja en el sistema de Sirio, que solo tenía aproximadamente el 0,05 de la masa de Sirio B. A través de los Registros Akáshicos, Debbie Solaris ha visto que este tercer sistema estelar de Sirio C fue destruido hace mucho tiempo. Sirio C era el hogar de los descendientes de los reptilianos refugiados de las Guerras Lira-Draconianas, así como de razas híbridas humanoides-reptilianas como la raza que ahora conocemos en la Tierra como los "Anunnaki".

Las semillas estelares de Sirio son trabajadores de la luz interplanetarios que han encarnado en la Tierra para ayudar en el proceso de ascensión. Los Sirianos son seres altamente evolucionados en el amor y tienen un fuerte sentido de conexión espiritual con su familia de alma. También son conocidos por ser altamente intuitivos, lo que los hace muy buenos para comprender las necesidades y deseos de otras personas.

Las semillas estelares de Sirio suelen tener muchos talentos y un alto conocimiento de los avances tecnológicos en el universo. Además, también poseen una habilidad natural para el liderazgo. La mayoría de los Sirianos llegan a este mundo como maestros o sanadores.

Ellos son un grupo pacífico, amoroso e innovador de semillas estelares y suelen nacer con un fuerte sentido de moralidad y amor por todas las formas de vida. Los trabajadores de la luz Sirianos han estado en el planeta desde que existen los humanos, utilizando sus habilidades creativas en forma de arte (música, danza, pintura) ayudando a sanar el campo de energía humano.

Los Sirianos se mantuvieron en el anonimato con su conocimiento tecnológico, por lo que su origen sigue siendo un misterio, pero mantienen estrechos lazos con otras razas como las de Lira y de las Pléyades. Los Sirianos han estado en la Tierra durante miles de años y son conscientes de que esta es su encarnación final. Ellos han brindado orientación a muchas civilizaciones en la Tierra, incluyendo a los mayas, incas y dogones, siendo que estos últimos que los veían como sus guardianes y maestros.

Los Sirianos saben cómo funciona la energía. Ellos saben acerca del karma y la reencarnación a través de una comprensión profunda de los patrones energéticos que resulta difícil de comprender para personas de otros sistemas estelares o planetas. Los Sirianos saben que la vida en la Tierra es preciosa y están preocupados por cómo tratamos nuestro mundo. Es por eso que muchos Sirianos vinieron a la Tierra desde otras galaxias y planetas para ayudar a los humanos a evolucionar espiritualmente, enseñándonos la paz, el amor y la sabiduría.

Las semillas estelares de Sirio deben encontrar una manera de lidiar con la dualidad del conocimiento en la Tierra. Deben ser capaces de abrazar tanto la ciencia como la espiritualidad sin sentir culpa ni vergüenza por dar prioridad a una más que a la otra. Esto se debe a su comprensión innata de que existen dos caminos en la vida: la ciencia y la espiritualidad.

El regalo de los Sirianos a la humanidad es traer la luz, la espiritualidad y el conocimiento que ayudarán en nuestra evolución. También son trabajadores incansables que pueden aportar un sentido de equilibrio a cualquier situación que encuentren. Su misión es ayudar a los humanos y otros seres a ascender.

Son parte de una comunidad galáctica de seres que han viajado desde las estrellas para ayudar en esta transformación. Son altamente evolucionados espiritualmente y trabajan a través de sus energías mentales y acciones físicas, facilitando el cambio en otras personas al ofrecerles ayuda en diferentes niveles.

El proceso de Ascensión puede y se manifestará de muchas formas diferentes, y depende de todos nosotros decidir cómo y cuándo ocurre.

La creación de la Ascensión comienza con cada uno de nosotros, desde nuestro interior.

Los sirianos nos dicen que lo más importante es ir dentro de nuestros corazones y estar abiertos al Amor Incondicional.

Los sirianos están trabajando primero con seres humanos individuales y luego formarán pequeños grupos que se interconectan entre sí, para a compartir experiencias.

La Ascensión será como una llave que abre y ancla el Cuerpo de Luz con los cuerpos físicos, emocionales y mentales, permitiéndoles integrarse y brindar a cada individuo un acceso mucho mayor a dimensiones superiores y experiencias de Unidad con los demás.

A menudo ellos trabajan con nosotros en estados de sueño, cuando nuestras conciencias no están siendo tan afectadas por nuestros filtros de personalidad y ego.